jueves, 16 de agosto de 2018

El Ángel Exterminador de Luis Buñuel


SINOPSIS: Después de una cena en la mansión de los Nóbile, los invitados descubren que, por razones inexplicables, no pueden salir del lugar. Al prolongarse la situación durante varios días, la cortesía en el trato deja paso al más primitivo y brutal instinto de supervivencia. Una parábola sobre la descomposición de una clase social encerrada en sí misma.

PREMIOS: Festival de Cannes: Nominada a la Palma de Oro (Mejor Película)

UNA IDEA PERFECTA:
Luis Buñuel se quejaba de no haber filmado esta película en Londres o en París, en su opinión allí el ambiente y los decorados hubiesen sido más apropiados a las características del tema. “Padecí una cierta pobreza en la mediocre calidad de las servilletas, por ejemplo: no pude mostrar más que una. Y esa era de la maquilladora, que me la prestó” La queja de Buñuel tenía que ver con el nivel de producción que parecía imponerle El Ángel Exterminador, una ácida alusión a las convenciones burguesas y una obra surrealista perfecta. Pero la obra fue filmada en México en 1962, además con un elenco que el mismo Buñuel calificaba como “…en absoluto, de primera categoría,…” a pesar de ello la idea y la realización muestran tal excelencia, que el film se inscribe en la historia como uno de los mejores y más originales del realizador aragonés. Es una película cuyo punto de partida se basa en una premisa sencilla y a la vez ingeniosa. Un grupo de burgueses se reúne en una mansión para participar de una cena a la que han sido invitados, al terminar la velada se ven impedidos de salir de la casa por una razón desconocida, no existe causa visible que lo impida pero les es imposible dejar el lugar. A partir de entonces y a medida que pasan los días comienza a desvanecerse la tenue capa de civilización que sustentaba las relaciones entre los personajes. Parábola sobre la sociedad contemporánea, reverso de los miedos y terrores que ocultan los hábitos y las buenas maneras en las relaciones sociales, el film posee también un nivel de burla y humor negro que surge del absurdo de ciertas fórmulas usuales del comportamiento humano. Una de ellas son las repeticiones, un tema que según comentaba Buñuel le llamaba mucho la atención En la película pueden verse un número considerable de situaciones que se repiten, la primera el ingreso de los invitados a la mansión que motivó a Gabriel Figueroa, director de fotografía del film, a señalarle muy alarmado a Buñuel que se habían equivocado en el montaje. Es evidente que Figueroa no estaba para nada al tanto de las intenciones del director. Obra muy libre en la que Buñuel se permitió, una vez establecida la insólita premisa, introducir todas las ideas que se le vinieron a la cabeza, recuerda un poco las asociaciones libres de la práctica surrealista. También Buñuel hacía bromas en cuanto a que ello le permitió alargar la película que, según confesaba, le había quedado algo corta. Por su carácter aparentemente críptico estimuló siempre la curiosidad de la gente, intrigados por la necesidad de saber el significado de algunas situaciones presentes en la historia. Por ello abundaron las interpretaciones políticas, sociológicas y de otro tipo a lo que Buñuel respondía con bromas y evasivas, concluyendo, finalmente que la obra tenía el significado que cada uno quisiera darle. Es por ello un film que hay que ver con un ojo despejado, sin dejarse atrapar por la necesidad de interpretación, y atendiendo a la antigua afirmación de James Whistler, no hay que buscarle sentido más allá de la obra misma, el arte no necesita ser descifrado porque simplemente “El arte sucede”. JACOBO PENZO Mayo de 2013.

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